Page 57 - Revista No.2 2019
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A Durango
con su barroca voz envejecida, la magnífica arquitectura de los templos
y aquí en la fundación de un nuevo día, levantó el imperio de la Cruz entre frágiles
renació, viva, poderosa dictando el nombre [mortales.
limpio y transparente de las cosas.
El salmo ritual y la Escritura
Aparecieron las palabras fueron pan consolador en noche oscura
como abejas sedientas en el Valle, donde el indio desde Analco divisaba,
sílabas del vencedor Centauro, cómo a golpe de cincel y de martillo
sílabas del yelmo trepidante, su Valle hermoso de párpados abiertos
sílabas extrañas que al calor del fuego, en un seco dolor se consumía
fundaron un reino con la materia
innombrable de los sueños. Tres siglos de cirios, tiaras y casullas.
Sílabas de acero y bronce,
que al golpe del tambor y la ballesta Tres siglos de sonetos deslumbrantes.
fiera, incendiaron la memoria Tres siglos de encomiendas y Arzobispos.
tribal de hombres desnudos, Tres siglos de libros incunables.
que comenzaron a morir bajo su propia sombra. Vino la fe y el miedo, los temores
a la carne y al pecado, vinieron las casacas
El oro seductor de nuestra tierra y los harapos, el noble trigo, la terca cera
tatuó caminos en el Valle y la montaña, las blancas hostias, el paño negro
hizo morada de los hombres, y el fuego purificador de los herejes.
ató a metálicas raíces
la fiel prosapia de españoles; La Ley dictó su nuevo reino
diseminó su áureo encanto y en las calles pobladas de mitos
y sepultó sin prisa, la chispa última y leyendas, el hombre bajó la voz
de pedernales ásperos. y cortó las alas a sus sueños
el corazón sintió las hordas bárbaras del miedo,
Más tarde una mítica lluvia de palabras todo fue quietud bajo la soledad de piedra
te dio nombre, a tí ¡oh! Valle encantado [perturbada
de los mil relámpagos. por el bronce polifónico de las campanas,
Francisco de Ibarra con soberbio gesto, llamando a la piedad del nuevo Credo.
bañó tu testa con bautismales aguas
y fuiste sin más llamado: la tierra prodigiosa Fue la edad de oro en esta tierra,
de Durango.
época de piedras sillares de cantera,
III. La Colonia aliento conventual, ánima en pena,
nostalgia de la uva y el olivo
El Valle tímido erizado de hojas y tinta y sangre en la mazmorra,
espinas, aprendió las coordenadas edificante retablo de madera.
de su nueva geografía, vio levantarse entre
escombros y ruinas la señorial columna Todo esto fuiste Durango en la Colonia,
de cantera y el arco de medio punto desafiante tierra de Zambrano y de Urdiñola,
donde asomaban la luna y las estrellas. luz tibia en la noche oscura
ciudad milagro detenida,
El evangelio cubrió de parábolas, versículos al canto inaugural de las palomas
y alegorías el Valle; en los cuatro puntos en el silencio transparente del sevillano
[cardinales [patio.
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Secretaría de Educación Número 2 Saber Para Todos